Ya no somos dueños de nuestros pasos por las calles, el salir a caminar por las noches y disfrutar de la brisa, es un cuento para niños, un mito de ciudad. La seguridad brilla por su ausencia dejando mella en el miedo colectivo de quien vemos en la otra vereda.
Los bolsillos ni polillas tienen ya, porque hasta ellas no pueden vivir con $6 al día y se han ido otro lugar donde no las devalúen día a día.
El derecho a elegir que mirar, que consumir en los medios de comunicación, cada vez es más restrictivo y nos inundan de lo que a ellos le sirven que miremos y escuchemos.
Es tristisimo ver como como lo propio ya no vale, como los valores personales se pierden junto con los de un pueblo que sangra por heridas que no cierran.
No olvidemos estas heridas, que sean ellas quienes nos den fuerzas para que nuestra voz sea escuchada. En todos los puntos del país hay quienes se levantan y reclaman. En todos los puntos de la vida, llega un momento de decir BASTA.
Con el orgullo de ser argentina, de haber nacido en esta tierra bendecida, llevo los colores de mi patria amada en medio del pecho y también digo basta.
Ni a favor ni en contra, solo queremos resultados, verdades, DEMOCRACIA SIN CENSURA, sin abuso del recurso nacional.
Que las inversiones sean vistas en un pueblo que se mueve y que HOY se levanta y se defiende.
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