Por medio de la presente, me dispongo a hacer pública mi
opinión respecto a la medida de fuerza
tomada en el Institutito de Enseñanza mejor conocido como ISER.
Tomó lugar al comienzo de las clases, justamente cuando los
alumnos se encontraban organizando sus vidas para volver a esa rutina de
cursada diaria; con la misma exigencia permanente de las materias referidas a su
carrera elegida. Se implementó entonces un cese de actividades, el motivo refería
a un ajuste salarial, en el cual nada tenían que ver los ya mencionados.
Sus docentes sin dar demasiadas explicaciones de las medidas
a tomar, decidieron no comenzar las clases, y fue así como las vacaciones
continuaron.
Un descanso de la carrera elegida que había sido programado
para no más de tres semanas, de pronto, se extendió más de un mes; dejando así
al alumnado en un total desamparo y desinformación.
Se buscaron respuestas del porqué y ni los profesores más
cercanos supieron contestar. La única respuesta que recibida fue “equiparación
salarial”, “El gremio que nos representa no sirve”. Para lo cual aquellos
afectados en la medida proseguían con: ¿Por qué no cambian de gremio si ese es
el problema? Y todo lo que se pudo obtener por respuesta fue: No depende de
nosotros.
En este punto me pregunto yo, de quien depende sino de los
profesores, el gremio que los represente. ¿De quién depende, sino de ellos, que
su voz sea escuchada y no acallada por bocinazos de algunos transeúntes que se
vieron afectados por un corte de calles que no llego a oídos de nadie?
Las medidas que se tomaron, a mi criterio, no fueron
cursadas por las vías correctas y como plus, la desinformación impidió la unión
de las fuerzas. Hoy en el retorno al aula la situación reza de la misma forma;
los profesores siguen cobrando lo mismo, las semanas de receso obligatorio no
surtieron efecto positivo alguno, sino más bien negativo ya que se produjo la
baja de varios alumnos que se vieron afectados por el desinterés de aquellos
que deberían motivarlos en su búsqueda de conocimiento respecto de cada carrera
que este instituto provee.
Lamentablemente, el
paro no tuvo más efecto que aquel; la carencia de alumnos en las aulas y para
muchos de ellos de forma definitiva. Y proseguimos en las mismas condiciones,
luchando por ciento veinte profesores, cuando en verdad, el máximo número que
se ve en el año no supera el de setenta de ellos. Continuamos entonces, luchando por la
equiparación salarial, por la igual en el reconocimiento mientras dentro de las
paredes del establecimiento las voces no son oídas con la equidad merecida.
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