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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Carta en contra del paro del ISER


Por medio de la presente, me dispongo a hacer pública mi opinión  respecto a la medida de fuerza tomada en el Institutito de Enseñanza mejor conocido como ISER.
Tomó lugar al comienzo de las clases, justamente cuando los alumnos se encontraban organizando sus vidas para volver a esa rutina de cursada diaria; con la misma exigencia permanente de las materias referidas a su carrera elegida. Se implementó entonces un cese de actividades, el motivo refería a un ajuste salarial, en el cual nada tenían que ver los ya mencionados.
Sus docentes sin dar demasiadas explicaciones de las medidas a tomar, decidieron no comenzar las clases, y fue así como las vacaciones continuaron.
Un descanso de la carrera elegida que había sido programado para no más de tres semanas, de pronto, se extendió más de un mes; dejando así al alumnado en un total desamparo y desinformación.
Se buscaron respuestas del porqué y ni los profesores más cercanos supieron contestar. La única respuesta que recibida fue “equiparación salarial”, “El gremio que nos representa no sirve”. Para lo cual aquellos afectados en la medida proseguían con: ¿Por qué no cambian de gremio si ese es el problema? Y todo lo que se pudo obtener por respuesta fue: No depende de nosotros.
En este punto me pregunto yo, de quien depende sino de los profesores, el gremio que los represente. ¿De quién depende, sino de ellos, que su voz sea escuchada y no acallada por bocinazos de algunos transeúntes que se vieron afectados por un corte de calles que no llego a oídos de nadie?
Las medidas que se tomaron, a mi criterio, no fueron cursadas por las vías correctas y como plus, la desinformación impidió la unión de las fuerzas. Hoy en el retorno al aula la situación reza de la misma forma; los profesores siguen cobrando lo mismo, las semanas de receso obligatorio no surtieron efecto positivo alguno, sino más bien negativo ya que se produjo la baja de varios alumnos que se vieron afectados por el desinterés de aquellos que deberían motivarlos en su búsqueda de conocimiento respecto de cada carrera que este instituto provee.
Lamentablemente,  el paro no tuvo más efecto que aquel; la carencia de alumnos en las aulas y para muchos de ellos de forma definitiva. Y proseguimos en las mismas condiciones, luchando por ciento veinte profesores, cuando en verdad, el máximo número que se ve en el año no supera el de setenta de ellos.  Continuamos entonces, luchando por la equiparación salarial, por la igual en el reconocimiento mientras dentro de las paredes del establecimiento las voces no son oídas con la equidad merecida.

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