Se los ve desarmarse bajo el edredón, perderse en el insondable deseo de poseerse uno al otro. De ser un solo ser de respiración agitada.
Se los ve fundirse en deseo, en ardiente pasión y desenfrenada lujuria.
No hay tiempo para pensar, solo hay segundos para sentir. El malévolo tic-tac los acompaña, les da ritmo y contrapuntos. Ir más allá del tiempo y no perderse un instante del gozo compartido.
No hay lugar para silencios, solo espacio para besos cargado del sabor ajeno, solo hay lugar para caricias que queman la piel.
Cada uno de sus poros despiertan bajo el contacto del cuerpo que esta rendido a su lado.
En el frenético acto de pasión, solo en una milésima de segundo dejan de escucharse sus suspiros, sus gemidos y alaridos de placer.
Deseosos de encontrar el clímax junto al otro retienen el aullido salvaje que nace en sus corazón.
Solo basta un ultimo y profundo contacto para que en sus ojos estalle la locura y caigan rendidos y sudorosos uno sobre el otro...
De tanto soñar con pasiones de novelas, uno olvida la sensación que un cuerpo cálido duerma su lado.
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