Aquí me quedo hasta que me digas adiós.

Con el corazón adolorido y el alma en desgracia me siento a escribir.
Invadida por la sensación de llegar tarde,
Ese horrible sentimiento que oprime mi corazón,
Esa fehaciente idea de haber llegado después de tiempo.
Maldito tiempo que quisiste pasar por otros caminos y alejarme de lo que hoy puede hacerme feliz.
Llegar a un lugar donde sólo quedan destrozos,
Donde sólo las ruinas me esperan
Y decidir levantar el imperio
Llenar los huecos y curar las heridas sangrantes de las vigas que fueron arrancadas de raíz.
Este recinto que me espera al final del camino,
Ese lugar a donde siempre quise llegar
Y que hoy me doy cuenta... Llegue tarde.
Aunque quisiera volver hacia atrás y encontrar todo en perfecto estado, me doy cuenta que de nada serviría.
Todo pasa por algo, dicen.
Todo llega en debido momento, escuché.
Pero, como creerles, si hoy llegue allí, a ese lugar donde siempre quise estar y sólo ruinas encuentro.
Dispuesta a quedarme abro la puerta y entró.
El polvo de la destrucción invade mis ojos y lagrimeando trató de divisar por donde empezar.
Pido perimiso; y lo unico que escucho es el eco de mis palabras.
Abro mi corazón, dejó mi alma en la puerta, me remango y sabiendo que el fruto del esfuerzo de lo llevarán otros, comienzo a trabajar.
No sé el tiempo que llevará.
No puedo contar las ampollas que arden con la sal de las lágrimas.
Pero aquí estoy. Y de aquí no me iré hasta verte bien.
Porque este es mi sueño, tapado por la pesadilla de lo que alguna vez pasó.